jueves, 14 de junio de 2012

Barcelona I



Por Agos

Quedaron atrás los días híbridos en Barcelona. Días mitad vacación, mitad trámite que encima no resolvían nada y sólo nos sacaban tiempo. Pero yo sabía que habían quedado atrás y eso le dije a Gonzalo cuando se ponía mal porque pensaba que podía estar aburrida. No puedo estar aburrida, le dije, mientras esté en una ciudad donde pasan cosas tan graciosas todo el tiempo. Una mañana nos levantamos y apareció un papel sagrado que buscábamos hacía días. Todavía no habíamos desayunado y entonces supimos que la suerte estaba empezando a cambiar.


Bajamos a la playa. Mientras G trabaja un poco en el chiringuito yo tomo sol en la arena de la Barceloneta, aislada del bullicio del centro. Tengo la guía de las Islas Griegas conmigo, para después gozarlo a Gonzalo con información y datos que el aún no conoce. La primera vez que competimos por información fue en un avión cruzando el mar para ir a África. A Marruecos. Fue todo muy rápido (“Pichona, ¿nos vamos a África?”. “Bueno, dale.”). Y cuando nos subimos al avión nos peleamos por la guía, que no habíamos tenido casi tiempo de mirar. Yo me dormí. Cuando me desperté estaba enojadísima. Gonzalo me contó cosas que había leído (a los árabes les molestan las muestras de cariño en público, por ejemplo) y yo seguía enojada. Era porque me había ganado el sueño y también Gonzalo con la lectura de la guía. Qué bronca, la puta madre.

Así que esta vez hemos comprado dos guías de Atenas, pero además yo elegí una chiquita, divina, solo sobre las islas. Y me la llevé a la playa. Me la leo toda. Ventajas y desventajas de cada isla, formas de llegar, periodicidad de los barcos de unas a otras. Las Cícladas, el Dodecaneso, las Jónicas, éstas cerquita de Atenas, aquellas cerca de Turquía, todo. Todas. Termino y estoy chocha. Gonzalo sabe entera toda la historia de la civilización minoica pero no sabe cuanto tardás en ferry desde Santorini a Creta. Y como no es nuestra intención hacer ningún tour ni crucero, ese tipo de información es realmente importante. Termino la guía y me da hambre. Como no me resigno a dejar mi reposera y tener que volver a pagar seis euros a la vuelta, aguanto un rato, por lo menos hasta que Gonzalo termine sus cosas. Atrás mío dos suecas se dan un beso y se despiden para tomar sol. Se ponen un gorro en la cara y ya no se hablan, no leen, no miran el mar. Sólo toman sol, esa es toda la actividad. Toman sol por deporte. La más alta y morocha tiene el pelo cortísimo. Es una especie de Daniela Cardone pero con un físico bastante mejor que la Cardone de hoy. La tanga es un hilo. No es un tanga: es un hilo negro. Y la parte de adelante es como esas bombachas descartables que te dan en un centro de estética o un spa. La rubia tiene más pinta de conservadora. Por lo pronto no se saca enseguida el corpiño de la bikini clásica y la parte de abajo es una vedetina antigua. Yo pienso en que quiero tener el culo de la morocha pero no ser sueca.

A mi derecha se arma un festival de Ken`s. Pueden ser ingleses, holandeses, no sé. Son rubios. Tienen todos mallas muy parecidas y lo mejor son los cortes de pelo. Todos iguales como Ken y como usan ahora todos los varones que no viven en Boedo ni en la Boca ni en Devoto ni en Parque Patricios: muy cortito atrás y larguito y medio joposo adelante. Es una onda James Dean, pero estos muñequitos no tienen nada del rebelde más potro de todos los tiempos. Son seis. Toman sol uno acostado al lado del otro, en fila perfecta, sobre toallones coloridos y mulliditos. No se hablan tampoco. Cuatro tienen el ipod puesto, uno duerme y otro mira para todos lados, como yo, un poco curioso, un poco aburrido. Yo estoy inquieta. Me pongo de espaldas y descubro a otro grupo, éste si muy bullicioso porque son todas minas. No soporto los gritos en inglés de esas cinco nórdicas que están excitadas porque están en Barcelona de vacaciones, de pura joda en esta ciudad donde vale todo lo que vos querés que valga, y me voy a buscar a mi novio.

Esa tarde probé carne de búfalo. Tenía mucha hambre. Así que me la jugué y me lo devoré. Incluso me comi partes del plato de Gonzalo, que se había llenado con su jamón ibérico. Mientras le contaba todo lo que había aprendido de las islas griegas ―haciéndome desear un poco― se sentó al lado nuestro una pareja joven de japoneses fashion. Él se pidió un whisky on the rocks. Ella nada. Él no se sacó nunca el ipod de las orejas. Ella le hablaba igual. Él contestaba con risitas mientras tomaba su trago. No comieron ni pidieron nada más y se fueron. Rarísimo. Hacía mucho calor y estaban vestidos de turistas pero no de playa. Yo me clavé un Magnum de luxe mientras G hablaba con una alumna por teléfono sobre la novela que está escribiendo ella.

Después vinieron tres días de joda. Porque todo estaba mas o menos encaminado y porque teníamos ganas. Fuimos a Sant Celoni a visitar a Hernán en un tren lleno y volvimos en uno vacío y con mucha hambre y sacándonos fotos. Después vino la noche de los sabores mediterráneos y el vino riojano y para rematarla, la salida con Aisha y Andrés. Aisha es austríaca, Andrés es boliviano. Como dice Gonzalo, esos dos se quieren tanto, entre otras cosas, porque ninguno de los dos tiene salida al mar. La verdad es que se quieren mucho y se inspiran lo mismo. Ella escribe, en inglés, una novela que yo a duras penas entiendo cuando nos la lee, pero Gonzalo dice que es buenísima y me prometió traducirla. Mientras escribe In transit, Aisha hace traducciones para vivir. Andrés hace (como dicen los españoles) vídeos y pelis. Dejamos más de cien euros en aquel bar escondido atrás del viejo correo. Yo me hago una amiga, otra que salió de una película de Almodovar; parece que dos de cada tres catalanas filmaron con él. Nos tomamos el metro a Joanic. El error de la noche: atacar el chocolate de la heladera. Lo mejor: que al otro día nos tomamos un avión rumbo a la tierra de los dioses y los héroes. Nos vamos a Grecia.

6 comentarios:

  1. Buen post y buen viaje!!! Te va a encantar. Saludos a los 2, Luli Gia.

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  2. Lo logre!!!! los sigo, si si hasta el fin del mundo jajaja
    Los quiero!!! que lindo q es leerlos!!!

    Besos a los dos
    Chefita

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  3. Muy bueno, Agos! Me encanta que se haya sumado la pasajera. Saludos, Andrea Quaranta

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  4. Que lindo diario de viaje. Me encanta, Agos. Lo de la playa: genial.Besos. Lucía

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  5. Estoy viajando con ustedes Agos! qué buenas crónicas! Besos

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  6. Gracias por los comentarios y por leernos! A nosotros nos divierte mucho escribir estas crónicas! Se vienen más...

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