martes, 17 de abril de 2012

Carta del Corvino

Estoy armando un álbum de fotos y una crónica de la presentación de El Miedo en el Bar Orsai. Mientras tanto, me llegó un texto de Martín Zariello.

Martín lleva unos cuantos años escribiendo el blog Il Corvino. Ahí habla con soltura de fútbol, de rock, de cine, de literatura, de televisión. Me gusta porque es agudo, sus textos le levantarían el nivel a cualquier revista o suplemento, y sin embargo parece siempre tentado de volver sus argumentos contra sí mismo. Como argumentador, no es un señor que pontifica sosegadamente desde un escritorio, sino alguien que se tira por el tobogán sin haberse fijado antes si al final había arena seca o uno de esos charcos que te empapan el culo. Por eso lo invité a la presentación. No pudo venir, pero en vez de eso mandó el texto que copio a continuación. Gracias, Corvino

ROCK AND ROLL
por Martín Zariello


Una de las ramas del gran árbol de la rockología está dedicada a "los discos de divorcio". Se trata de discos en los que un artista (generalmente solista) refleja el principio, nudo y desenlace de una relación amorosa. La verdad es que leí El Miedo como si estuviera escuchando un disco. Esto quiere decir que empezar a leer fue como apretar PLAY y que su lectura es una experiencia rockera. Tanto es así que para describirlo no apelaría, como indica la convención, a Fragmentos de un discurso amoroso, sino a una frase de Pete Townshend:

"Si grita pidiendo verdad en lugar de auxilio, si se compromete con un coraje que no está seguro de poseer, si se pone de pie para señalar algo que está mal pero no pide sangre para remediarlo, entonces es rock and roll".

Tal vez Gonzalo, el protagonista de El miedo, solicitara un poco de sangre, pero esa verdad y ese auxilio y ese coraje incierto parecen ser algunos de los vectores que regulan una escritura que tiene mucho de visceral y de catarsis y de Blood on the tracks para el nuevo Milenio.

Tengo entendido que Gonzalo Garcés escribía una novela desde hacía años, que luego la interrumpió, empezó El Miedo y la terminó en cuatro meses. El Miedo, entonces, es algo así como un tumor o, si queremos ser menos sabatianos, un grano en la nariz, una fatalidad con la que no queda otra que enfrentarse. En caso contrario, nos vamos al muere y ni siquiera en coche. La urgencia de la novela se traduce en su pulso, en el paneo vertiginoso por las historias amorosas de los amigos de Gonzalo, en las calles de las distintas ciudades, en los ritos de iniciación de la vida adulta. Vuelvo al rock. Alguna vez le preguntaron a Charly García por qué el rock atravesaba generaciones y seguía vigente. Él respondió que tal vez sería porque el bombo de la batería se parecía al latido del corazón humano. Algo de eso hay en la respiración sintáctica de la novela y la identificación que produce en el lector: parece un organismo vivo, con su corazón, con su pija, con su cerebro, con sus ojos.

El Miedo, además, siempre es más de lo que aparenta. La historia de amor entre Gonzalo y Cora trafica una road movie generacional. El cuerpo de la novela esconde un ensayo sobre la literatura. El misterio sobre la conducta de Cora es el misterio sobre el amor y la mujer como sujeto incognoscible. Y con un par de tragos de más encima te digo que es el misterio sobre el sentido de la vida. "¿Estas estupideces me pasaron sólo a mí, o también a otros?", se pregunta Gonzalo en el Interludio de la novela. No importa si la historia de El Miedo es autobiográfica o pura ficción. Verdadera o falsa. Creo que esas categorías cuentan a la hora de considerar una obra, sí, pero en un suplemento literario o en una tesis. En la vida, ya a salvo de que nos tilden de cursis, lo único que deberíamos pedirle a una novela es que deje una huella en nuestra sensibilidad. Y El Miedo, desde la risa nerviosa, el dolor y la estupefacción, nos conmueve muchas veces. Porque sí, Gonzalo, esas estupideces nos pasan todo el tiempo.

11 comentarios:

  1. Sigo a Il Corvino desde hace rato y me sorprendió encontrarlo en tu blog. Orsai pide a gritos que lo inviten para escribir en algún número. Quizás está perfecta crítica de El Miedo sea la llama que encienda la curiosidad de Casciari.

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    1. Mirá vos, Diego, éramos varios acá los lectores de Zariello y no lo sabíamos. La sugerencia para Orsai no caerá en saco roto...

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  2. Pensaba... "El miedo" tiene la melancolía del tango, la cadencia poética del bossa, la tristeza de un blues, la alegría de la samba, el dramatismo de la música clásica, y Martín optó por el rítmo y vértigo del rock... gran elección, genial Martín!

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    1. Liliana, si alguna vez se hace una película con esto, te encargo de una la banda de sonido. Y sí, aguante el Corvino.

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  3. Este fin de semana me compro el libro... Donde lo encuentro?

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  4. Y cuándo es lo del bar Orsai? No voy desde la inauguración y es una excelente ocasión para colver!
    (perdón por estart an inquisitiva)

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  5. Estoy leyendo "El miedo". ¡Excelente novela Gonzalo! Empecé recién y ya voy por la mitad.
    Te felicito che!!
    PD: Muy buena la reseña de Martín.

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